José Ángel Guedea Adiego
8º Dan de Judo

Quién de nosotros no ha oído en alguna ocasión por parte de un vecino o un conocido que cuando se entera que eres Profesor de Judo te dice:

“Tengo un amigo”, o “el hijo de un amigo, es cinto negro y campeón de España”.
Y antes pensabas, “anda ya…”, porque los cintos negros se podían contar con los dedos de las manos, y campeones de España, en algunas autonomías era impensable.
En la actualidad cuando te dicen que su amigo o el hijo de su amigo es cinto negro, te sale preguntar, donde hace Judo, en qué club practica, quién es su Profesor, para hacerte una idea de quien y de con quién estamos hablando.

Y si te dicen que es campeón de España, le preguntas de cuando, de qué año, en qué edad, de que categoría, y en qué club practica, para también para saber que hay de verdad en esa afirmación.

Aunque en la actualidad es muy posible ser cinto negro y, debido a las categorías existentes, ser incluso campeón de España.

Cuando yo empecé a practicar Judo, hablo de 1969, y empecé a enterarme de quién era quién, eran seis los cintos negros que había en Aragón. Luís Zapatero tercer dan, Miguel Ucelay, farmacéutico de prestigio en Zaragoza, primer dan, los dos alumnos de Van Dick y del francés Rober Muratore, durante el tiempo que estuvo en Zaragoza antes de irse a Palma de Mallorca, José Manuel García, primer dan, entonces capitan en la Academia General Militar de Zaragoza, procedente de Logroño, Jesús Vicente, segundo dan, policía nacional, proveniente del Judo club Barcelona cuando impartía Henri Birnbaum, Manuel Yagüe, primer dan, empleado en el Banco Central, y el doctor Rivera, también primer dan, estos dos últimos, salidos de la “factoría” Judokwai, que dirigió Van Dike, luego Muratore y finalmente Zapatero.

Así, que nadie que no fuera amigo de uno de estos seis, te podía decir que tenía un amigo cinto negro de Judo.

Enseguida se añadieron a la lista, María Teresa Aroz, Arturo Justes, y mi Profesor Ángel Claveras, todos salidos de Judokwai y alumnos de Zapatero. Y tras unos años de sequía los siguientes en obtener el primer dan en Barcelona, en octubre de 1974 fuimos Manuel Hernández, Jesús García Palacín y José Ángel Guedea.

Entonces para obtener el cinto negro había que competir. El paso a cinto negro exigía dos fases, la fase de competición y el examen técnico.
En la fase de competición, se agrupaba a los aspirantes de seis en seis, de menor a mayor peso, para formar las ligas. Si en el momento de formar las ligas tenías la fortuna de ser el más pesado de la liga, jugabas con esa ventaja, ahora bien, si coincidías ser el ligero, jugabas con desventaja. Y tenías que disputar 5 combates.

Un combate ganado por ippon contaba 20 puntos. Si ganabas de wazari 15, y por decisión 1. Si perdías un combate, te restaba 10. Para pasar la fase de competición había que obtener como mínimo 51 puntos en una liga o 70 en dos.

Se daba la paradoja de que, aun ganando cuatro combates, (no todos por ippon), y perder el otro, no te daba para presentarte al técnico.

En cada paso de grado que se convocaba, que solían ser dos al año, en Madrid en junio y en Barcelona en diciembre, existían las dos fases, la fase de competición el sábado por la tarde y la fase técnica el domingo por la mañana.

Pasado el tiempo, con la instauración de las nuevas valoraciones en el arbitraje, en la fase de competición que seguían siendo ligas de seis, se exigía 30 puntos de una vez o 50 acumulados, a razón de ippon 10, wazari 7, yuko 5, koka 3, y decisión 1. Si perdías no te restaba. Y se pasaron a convocar más veces, en más sitios, y tener más opciones de presentarse.

Como si queríamos ser cinto negro, teníamos que competir para obtener los puntos, nos entrenábamos con ese objetivo de competir y metíamos muchas horas.
En esas horas de entrenamiento, repetíamos las técnicas, buscábamos y entrenábamos recursos para ganar los combates.

No quiero decir que nuestro Judo de entonces fuera ni mejor, ni más efectivo del que se hace ahora. Seguro que era más rudimentario porque no habíamos tenido la posibilidad entonces de aprender, de hacer cursos, porque no teníamos la posibilidad, de ver, de conocer, de viajar, de compartir…, pero lo que, si es seguro, es que nuestro Judo, era mucho más trabajado.

Ahora muchos judokas, si solo preparan su examen técnico, no meten tantas horas y eso se nota. Hay una diferencia tangible, entre los que compiten, han competido o preparan competiciones y los que solo se preparan para pasar de cinto.

En el momento del paso de grado, hay alguno, que cuando demuestra y hace uchi komi de su movimiento especial da pena, y piensas, “si así hace su movimiento especial, ¿cómo hará los otros?”

Pero no es culpa suya. Es de quien le enseña, que de alguna manera y por la misma razón, de no haber tenido que prepararse para competir, no ha metido las horas de Judo que debiera y no se ha preocupado.

Y en la actualidad, habiendo eliminado la fase de competición del paso de grado y con las distintas categorías existentes, aunque sigo manteniendo que ninguna competición es fácil y la dificultad que entraña ser campeón de España, es más posible que nunca, que nos encontremos con la situación, y además que sea verdad, de que alguien nos diga: “tengo un amigo…”